El Casco Antiguo de Logroño atesora la historia del nacimiento y la memoria del desarrollo de la ciudad. Los logroñeses están orgullosos de este corazón urbano con tantos recuerdos de buenos momentos vividos en familia y entre amigos. Pasear por sus calles y entrar en sus tiendas y acercarse a sus monumentos es una experiencia que deja huella en el visitante.
En la ruta por el Casco Antiguo de Logroño se subraya la importancia del río Ebro, de su parque y de la imagen de los puentes que dibujan el perfil de Logroño, salpicado por las torres de La Redonda, Santiago El Real, o la característica ‘aguja’ de la Iglesia Imperial de Santa María de Palacio.
La ciudad ha avanzado hacia un equilibrio que le permite combinar tradición y modernidad. El recorrido resulta atractivo con edificios representativos como el Albergue de Peregrinos, el Palacio de los Chapiteles, el Museo de La Rioja.
También está muy presente el recuerdo de determinados episodios históricos, como la resistencia de la ciudad ante el sitio de los franceses en 1521 las Murallas de El Revellín, cuya Puerta del Revellín (también conocida como Puerta del Camino, por el Camino de Santiago que atraviesa el Casco Antiguo) se erige hoy en uno de los principales símbolos de la ciudad.
Tanto en el Casco Antiguo como en el Centro, el comercio es uno de los principales atractivos. Una oferta variada y de calidad que se constituye en complemento ideal para el paseo. El Espolón, paseo central de la ciudad, la Glorieta del doctor Zubía o el propio Ayuntamiento de Logroño, son elementos significativos de la realidad urbana logroñesa.
Una ciudad que merece la pena descubrir.