Recorrer la frontera fluvial entre el País Vasco y La Rioja es una experiencia apta para todos los públicos y todas las estaciones del año.
Decía Antonio Machado que los caminos se hacen al andar. Pese a todas las desgracias que le sucedieron en vida, el autor de Campos de Castilla era un optimista. Y es que caminos, rutas, senderos y derivados requieren mucho más que caminantes para que perduren en el tiempo.
Es por ese motivo que la inclusión del meandro de El Cortijo en la red europea de espacios protegidos Natura 2000, es una buena noticia. De esta forma no solo se asegura la supervivencia de la zona, sino que queda garantizada la posibilidad de que paseantes y andariegos aficionados sigan recorriendo, año tras año, el sendero que la rodea.
Situado en los alrededores de El Cortijo, núcleo urbano que se encuentra a escasos siete kilómetros del centro de Logroño, el del meandro es un espacio natural cuya visita es recomendable en cualquier momento del año.
A esta circunstancia contribuyen decididamente la diversidad de su paisaje y la increíble sensación de paz que transmite el hecho de andar acompañado por el sonido del fluir del río Ebro que, con sus azarosos giros, marca la frontera entre La Rioja y el País Vasco.
Lo que tiempo atrás fue parte de la vía férrea que unía Castejón y Bilbao es en la actualidad una Vía Verde perfectamente acondicionada para caminantes y apta para público de todas las edades.
Foto: Puente Mantible
Hay dos formas de recorrer su trazado, partiendo desde el viejo apeadero de El Cortijo -al lado de la carretera que lleva a Logroño- o haciéndolo, en cambio, desde la central hidroeléctrica.
Sea cual sea el punto de partida, la experiencia es similar y supone una oportunidad única para descubrir el ecosistema que se extiende por las cercanías de Logroño.
Se trata de un paisaje de gran riqueza cuyo denominador común son las viñas, los huertos de ribera y el bosque mediterráneo, con sus viejos encinares repartidos por el conjunto de un recorrido al fondo del cual se dibuja, imponente, la silueta de Sierra Cantabria.
En cuanto a la fauna, destaca la presencia de diversas especies aviares como el pato, la garza o el martín pescador.
Y eso no es todo, los visitantes más pacientes y afortunados tendrán la ocasión de contemplar algún simpático mamífero, como el conejo o la comadreja.
Pero el meandro de El Cortijo no es solo un lugar interesante para los amantes de la naturaleza.
Aquellos que sientan fascinación por la historia y la mitología pueden recorrerlo con el incentivo de visitar del puente Mantible, uno de los enclaves más legendarios de la región.
Pese a que aún existen dudas alrededor de su origen, que algunos fechan en los tiempos del imperio romano y otros en el siglo XI, no cabe duda de que el viejo puente que conectaba la localidad alavesa de Assa y El Cortijo es uno de los monumentos literarios de La Rioja.
Cuenta la leyenda que aquí fue donde Fierabrás, el caballero sarraceno convertido al cristianismo que acompañaba a Carlomagno en sus expediciones, derrotó al maligno gigante Galafré, un episodio al cual se hace referencia en libros como La historia del emperador Carlomagno y los doce pares de Francia o la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, donde el personaje más famoso de la literatura española sitúa la hazaña acaecida en el puente al nivel de las desempeñadas por héroes como Aquiles o el Rey Arturo.
Hasta Calderón de la Barca se dejó seducir por el tema, escribiendo una comedia que tituló La puente de Mantible.
Estos son solo algunos de los motivos por los cuales vale mucho la pena acercarse a El Cortijo. Pero cada persona es un mundo y cada caminante construye su camino, así que aquello destacable para cada uno, aquello que hace especial esta ruta será diferente dependiendo de quién la pise.
Únicamente hay una forma de saber qué es lo que te fascinará a ti: visita, cuanto antes, el meandro logroñés. Él ya te espera.